Este estudio de caso muestra cómo una combinación única de mediciones de campo y tecnologías avanzadas permitieron a los detonadores diseñar, cargar y disparar una explosión de cantera increíblemente desafiante.
Un arco de piedra caliza natural unido a un acantilado kárstico y heterogéneo de 120 metros (394 pies) de altura, dominaba una nueva planta trituradora en una cantera ubicada en el sur de Francia.
Varios bloques ya cayeron y una gran fractura ubicada justo detrás del punto más débil del arco hace que los administradores del sitio teman que lo peor pueda suceder. Como suele ocurrir en Europa occidental, las zonas residenciales y las carreteras sensibles rodean la cantera a una distancia muy cercana. Sólo 70 metros (394 pies) separan la primera casa de la parte superior del arco.
Un colapso inesperado del arco ponía en riesgo al personal y la instalación. La próxima temporada de invierno y los ciclos subsiguientes de congelación y descongelación podrían haber sido un factor desencadenante, por lo que el tiempo también estaba en juego.
Además, la voladura del arco sin causar inestabilidad en los bancos circundantes fue fundamental para un mayor y seguro acceso al depósito.